20080323

TUI-PORRIÑO

Puente medieval a la salida de Tui
Paraje de Ponte das Febres
Cruceiros

Apareció la lluvia

Vino y rosquillas

La música

Albergue de Porriño

Descanso y tertulia en el albergue


Ayuntamiento de Porriño

Fuegos artificiales en honor a San Sebastián


26 de agosto, domingo: (Tui – Porriño)


No madrugamos mucho y tras desayunar en un bar de los alrededores, comenzamos a caminar a las 8,oo h. en punto callejeando por Tui hacia el puente medieval, todos menos Miguel que llevará su coche a Porriño y hará el camino al revés hasta encontrarnos. Cuando llegamos al puente, primer fallo que nos cuesta 3 km extras de andar por carretera, ya que equivocamos el Camino por las obras. Tras recuperarlo en la capilla de A Virxen do Camiño, nos adentramos por unos frondosos bosques de eucaliptos cuyo refrescante olor inunda todo el ambiente. Vadeamos algún que otro riachuelo y llegamos al solitario puente de San Telmo, llamado Ponte das Febres. A su lado un cruceiro, unas velas permanentemente encendidas en una jaula metálica y un bloque de granito con la inscripción: “Caminante, aquí enfermó de muerte San Telmo, en abril de 1246. Pídele que hable con Dios en favor tuyo”. San Telmo, patrón de Tui y de Frómista, enfermó de fiebres en este paraje cuando se dirigía en peregrinación a Compostela.

Un poco más adelante charlamos con un pastor que tiene a sus ovejas en un pequeño prado y enseguida se pone a llover torrencialmente. Coincide que llegamos en ese momento a una aldea, así que, como no hay prisa ninguna, nos metemos en un bar a esperar que escampe y probamos el queso de tetilla y el chorizo que, acompañados de una “Estrella de Galicia”, están muy ricos. Desde aquí solo quedan 6 km a Porriño, pero son un verdadero esperpento: se camina por asfalto a través de un polígono industrial.

Menos mal que al entrar en el pueblo se nos olvida el mal rato, ya que están en plena celebración de San Sebastián (la capilla del mismo nombre en cuyo entorno nos encontramos, es el edificio más antiguo del casco urbano, data de 1552) y de forma espontánea y muy amablemente, la gente nos ofrece roscón y vino. Allí quedamos un rato escuchando música y bebiendo el “vinillo” que continuamente nos traen los vecinos. Tomamos tanto roscón y vino que casi nadie comió ya.

Porriño tiene un albergue espléndido y muy nuevo, reciente, pegado a la autopista, pero es de hormigón y perfectamente insonorizado, con unos magníficos servicios y una cocina muy bien equipada, aunque es domingo y los supermercados están cerrados, así que habrá que cenar un buen caldo gallego por ahí.

La prueba de fuego del primer día la hemos superado, estamos todos bien. Yo tengo un pinchazo en el gemelo derecho y me estoy poniendo hielo, espero que no vaya a más.
Caminamos un poco por el centro del pueblo admirando alguna de las obras del arquitecto gallego Antonio Palacios, natural de aquí, entre las que destaca el ayuntamiento, inaugurado en 1924, y que es su última obra en Galicia. Luego marchamos a un bar a ver el partido Racing-Barça (0-0) y después al barrio de San Sebastián donde continua la fiesta, pero está lloviendo y la orquesta suspende la actuación, así que cenamos allí mismo y tomamos unos chupitos. El aguardiente es casero y está muy bueno, por lo que algunos compramos unas botellas aprovechando el apoyo del coche de Miguel. Vemos los fuegos artificiales que resultan muy originales y nos vamos a dormir.

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