20080327

NEGREIRA-OLVEIROA

También sirve como sombrilla

El cansancio se refleja en el rostro

Las babosas, asiduas compañeras de viaje en los bosques gallegos

Estirando las piernas
Ayudando a Sara a transportar su mochila

Sonrisa de agradecimiento a los porteadores. Al fondo embalse de A Fervenza

Cenando en "As Pias" y copa con los amigos portugueses



2 de septiembre, domingo: (Negreira – Olveiroa)



Nos levantamos temprano, lo que provoca un gran enfado en la chica alemana que se acostó muy tarde “observando la luna” y quería seguir durmiendo. Aprovechando que tenemos baño en la propia habitación adelantamos la salida.

Está a punto de amanecer y no hay donde desayunar en bastantes kilómetros, por lo que hay que recurrir a las barritas energéticas. Nos desviamos para encontrar un bar donde tomar algo y regresamos al Camino por carretera. Caminamos por zona de altiplano que permite vistas preciosas sobre las tierras de la comarca de Xallas, dejando atrás núcleos rurales llenos de conjuntos de hórreos de lo más variado, como Camiño Real, Rapote Vilase, Cornado, ….. hasta llegar a As Maroñas. Julián y Paco López se han adelantado y ya no los veremos hasta la comida: bocatas y cerveza. No hay otra cosa. Una chica australiana con la que compartimos mesa ve desmejorado a Paco Calatayud y trata de que se alimente ofreciéndole su comida, pero los bocatas de chorizo gallego y unas cuantas “estrellas” hacen milagros. Reemprendemos el camino y hay que ayudar a Sara, una chica inglesa que hemos conocido también durante la comida, a transportar la mochila durante un tramo porque está desfallecida.

Caminamos ya siempre por asfalto por las riberas del río Xallas, atravesando las tierras de Ponte Olveira y Dumbria. Desde el monte Aro la ruta nos muestra a la derecha el imponente embalse de A Fervenza, unos kilómetros más y estamos en Olveiroa.

El albergue, considerado una de las tres joyas de los albergues gallegos junto con el de Ribadiso y Redondela, está repartido entre las casas restauradas de una aldea a las afueras. Nos dan también la habitación adaptada para minusválidos que tiene un baño enorme y cinco camas, quedándose con nosotros Sara.

Tras las labores habituales de aseo y colada nos vamos a cenar a un hotel rural próximo, “As Pias”, donde hemos encargado un cocido gallego que nos quita todas las fatigas del día. Lo degustamos viendo ganar al Real Madrid 5-0 al Villarreal, por lo que todavía nos sienta mejor. Luego unas copas y risas variadas con los amigos portugueses que conocimos en Negreira y a dormir profundamente.

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